Parejas Interculturales

Hace muchos años que Socorro llegó a Londres desde su Galicia natal. Soltera, joven y con poca experiencia montó una tienda de comestibles en la que se podía comprar productos españoles.

– Os llamo porque me ha sido imposible tener una pareja en este país. Aunque llevo casi toda mi vida aquí los hombres con los que me he relacionado han sido agradables, pero en el fondo creo que no comparto mucho con ellos.  En poco tiempo me jubilaré y me encantaría enamorarme de alguien de mi tierra. ¿Podéis gestionármelo?

(Historias en la Agencia Matrimonial Lazos)

A lo largo del tiempo hemos trabajado con parejas de distinta cultura  o parejas interculturales que atraviesan momentos de crisis en su relación y eso nos ha permitido reflexionar sobre si este tipo de parejas deben atravesar más obstáculos para llegar a la felicidad que parejas de la misma cultura.

Lo primero que nos planteamos es el concepto de cultura ya que hemos visto casos en que hasta por ser de distintas regiones dentro del mismo país, hay faltas de entendimiento entre los miembros de la pareja. Ambos asumen distintos conceptos del papel de las familias o de la forma de educar a sus hijos o de relaciones con terceros.

Pero en este caso,

vamos a escribir sobre las parejas que se forman con gente extranjera y los aspectos que debemos tener en cuenta cuando iniciamos este tipo de relación.

Cuando conocemos al otro nos centramos en su individualidad, en el conocimiento del otro como persona, pero la realidad es que esa persona es el resultado de su propia cultura, y de su socialización en su entorno. Con lo cual, está claro que debemos conocer la cultura de nuestra pareja, sus costumbres y ritos, sus creencias y valores.

Esto que parece tan simple, si no lo tenemos en cuenta podemos de una forma inocente hacer malas interpretaciones o no entender las formas de comportarse de nuestra pareja a lo largo de la relación, ya que una misma actitud puede tener distintos significados dependiendo de la cultura desde donde la interpretemos.

Por lo tanto punto primero,

si nos enamoramos de un extranjero aprender y comprender su cultura.

Derivado del punto anterior debemos aceptar las costumbres de nuestra pareja, ya que vienen con él, son parte de su personalidad y son algo muy difícil de cambiar. Si pensamos que porque la persona vive en nuestra sociedad va a cambiar sus costumbres la realidad nos muestra que mayoritariamente no es así y es algo que debemos tener claro desde el minuto uno de la relación.

Por lo tanto punto segundo,

comprender y aceptar las costumbres de nuestra pareja.

Otro punto importante es entender el idioma del otro. Está claro que si nos hemos formado como pareja hablaremos en un idioma en que ambos nos entendamos, por ejemplo en el de uno de los dos o en uno que ambos conozcamos, pero no está de más aprender el idioma del otro porque así entenderemos mejor la cultura del mismo.

Por lo tanto punto tercero,

preocuparnos por conocer el idioma del otro.

Volviendo al punto de partida y reflexionando sobre si este tipo de parejas son más complicadas de llevar que otras mi reflexión es que si sabemos en qué tipo de relación nos estamos metiendo no tiene por qué. Y esto puede ser un consejo general, cuando construimos una relación debemos ser conscientes de que el otro es producto de una cultura y unos valores, que debemos conocerlos, que no debemos caer en el etnocentrismo y que debemos ser flexibles, tener la mente abierta, la capacidad de aprender y de negociar.

Y entonces la relación de pareja,

nos enriquecerá tanto a nivel amoroso como personal.

Y para terminar y como curiosidad existe un Día de las parejas interculturales: el dia 12 de junio se celebra el «Loving Day», o día de las parejas mixtas, en homenaje a una activista, Mildred Loving, que luchó por la abolición de las leyes que imponían la separación de razas y negaban los matrimonios interraciales en el siglo XX en algunos estados de EE.UU. y en algunos países como Sudáfrica. Mildred Loving, fallecida en 2008, era una mujer de piel negra y ascendencia cherokee y rappahannock, que se atrevió a romper la prohibición del matrimonio entre blancos y negros en el Estado norteamericano de Virginia y se casó con Richard P. Loving en Washington. Al volver a Virginia, los arrestaron y tuvieron que huir y vivir alejados de sus familias. Loving dedicó su vida a luchar contra el impedimento legal de estas uniones, hasta que un 12 de junio de 1967 el Tribunal Supremo lo reconoció como anticonstitucional.

«¡Quédate con quien te bese el alma, la piel puede besártela cualquiera!”

 

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